Despedida


En algĂșn punto, llega ese momento con el que nadie quiere lidiar. Quisiera decir que con el tiempo y las experiencias uno se vuelve experto, pero no. De hecho, puedo afirmar con toda seguridad, que cada vez duele como la primera; como si no hubiĂ©semos aprendido absolutamente nada, y las palabras fuesen totalmente en vano.

Hace varios años ya,
que el corazĂłn me bombea cenizas
de ese mundo en llamas tuyo
que, aunque te he visto intentar evitarlo
una y otra vez, fingiendo encontrar hogar en
algĂșn desolado pueblo donde la gente no te note,
sigue ardiendo hasta los cimientos.

No tiene caso que pretendas que
no te has convertido en, al menos,
una mĂ­nima parte de lo que yo
siempre he sido, pues sabemos que
en ese juego de engañarnos a
nosotros mismos, siempre lo hice
mejor que tĂș.

Prometo no contarle a nadie que
tĂș y yo en realidad somos la misma persona.
Pero promete no decirle a nadie lo que sientes por mĂ­;
a ver si asĂ­ empiezas a ser feliz.

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