La última vez que me sentí realmente solo, estabas sentada justo enfrente de mí esperando a que me marchara. Y no, obviamente no quería irme. Y sí, terminé dejándote en paz, como pediste, y acabé vagando a media madrugada, gritándole a los faroles fundidos, a la música dentro de mi cabeza y a las calles vacías, cuánto te amaba como si tú me estuvieras escuchando.
¿Qué clase de loco le pinta un cuadro a un ciego?
La última vez que me sentí realmente decepcionado, me decías que yo había sido solamente un error, y me prometiste y te prometiste no volver a cometerme. Decepcionado de mí mismo, por no llegar a ser ni la mitad de lo que esperabas, y sin embargo, ser mucho más de todo aquello que no deseabas para nada en tu vida.
¿Qué clase de ingenuo busca razones en voces ajenas?
La última vez que me sentí realmente ilusionado, me hiciste creer, aunque sea por un instante, que lo que sentías por mí era más que simple lástima; desafortunadamente, la última vez que me sentí realmente desilusionado fue justo un instante después, cuando te arrepentías de tus palabras.
¿Qué clase de monstruo se bebe un vaso de agua a los ojos de un hombre ardiendo en llamas?
La última vez que me sentí realmente triste, creí que estaba haciendo algo bueno por ti. Le saqué punta a las mentiras que nunca te dije, y vacié los cartuchos de las oraciones a medias esperando que tus esperanzas estuvieran llenas de expectativas que yo pudiera cumplir. Me engañé a mí mismo con la idea de que yo estaba hecho a tu altura, o que tú estabas hecha a mi medida.
¿Qué clase de capitán salta al mar cuando su barco está naufragando?
La última vez que me sentí realmente, podía sentirte a ti también. Y sigue cambiando el número en el calendario, y sigo escribiéndole a un sueño, y sigues caminando cada vez más rápido de camino al opuesto de mi existencia, y siguen pesando los recuerdos, y seguimos aquí.
Sigo creyendo en nosotros y me pregunto cada día, ¿qué clase de idiota soy?
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