
—¿Recuerdas la tarde en que acordamos
perdonarnos todo el mal que nos hicimos en el pasado,
dejar de lado los prejuicios y las pretensiones,
apoyarnos mutuamente sin importar la adversidad,
ignorar lo que el mundo tuviera para opinar,
aprendernos de memoria hasta el último
rincón de nuestros cuerpos,
compartirnos los días y las noches
sin excusas ni pretextos,
sernos sinceros y honestos por cruda
que fuera la verdad,
contarnos inclusive los más íntimos secretos,
buscar siempre el beneficio común
por encima del propio,
vivirnos como si no nos fuéramos
a volver a ver jamás,
amarnos incondicionalmente,
odiarnos de repente y
ser plenamente felices
hasta que alguno de los dos se muera?
—Lo estás inventando, eso nunca pasó.
—Por desgracia.
perdonarnos todo el mal que nos hicimos en el pasado,
dejar de lado los prejuicios y las pretensiones,
apoyarnos mutuamente sin importar la adversidad,
ignorar lo que el mundo tuviera para opinar,
aprendernos de memoria hasta el último
rincón de nuestros cuerpos,
compartirnos los días y las noches
sin excusas ni pretextos,
sernos sinceros y honestos por cruda
que fuera la verdad,
contarnos inclusive los más íntimos secretos,
buscar siempre el beneficio común
por encima del propio,
vivirnos como si no nos fuéramos
a volver a ver jamás,
amarnos incondicionalmente,
odiarnos de repente y
ser plenamente felices
hasta que alguno de los dos se muera?
—Lo estás inventando, eso nunca pasó.
—Por desgracia.
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