Acuden para
ver en torno a los que
fueron el caos de
algunas noches, como ciclistas con
frecuencia postal, pero sin ser como los del
cielo medio muerto en la cabeza de una
grande gitana. Y nunca son tierra de
envidia cuando muestran canciones de sus
esperanzas desde el fondo del sol negro, y
su señor es como un general caÃdo por
el sobresaltado arrebato, aunque la desnuda ventana nos
levanta danzando en sus otras guerras.
Si están viendo y no comprenden qué más dibujaba fuera de ahÃ,
pierden algo que yo soy:
tú.
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