
Dicen que lo que bien se aprende, nunca se olvida;
llevo semanas calculándolo: me va a tomar, al menos,
el resto de esta vida llevarte al olvido.
Y qué suerte que no nos conocimos,
porque te habrías dado cuenta de que
te amaba, e igualmente te hubieras ido.
Y qué bueno que no nos lastimamos,
pues de los dos, yo habría sido
el único realmente herido.
Creo que fue mejor de esta forma:
tú indiferente en el otro andén,
y yo en tu mirada, perdido.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario