Conspiración


Llámale delirio, pero
estoy seguro de que
nadie te veía venir
ni se imaginaban la conspiración
que traías entre los tacones
cuando cruzaste la
puerta del bar
como si
fueras

el centro del universo.

Mucho menos suponían que el secreto
más grande que guardabas no era ese,
sino tu habilidad para cortar con tus
miradas afiladas hasta la
más resistente
armadura
y tu
capacidad
para dejar medio
llenas los copas medio vacías.

Yo, por mi parte, ya te esperaba.
Tú, por tu parte,
y nada
más.

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