Nada


Nunca te he escrito nada,
nada en prosa, nada en verso,
ni he descrito tu hermosa mirada
ni tu corazón inmenso.

Y no es que no haya pensado en algo
o que no lo haya sentido;
pasa que cuando escribo,
luego todo está perdido.

Pero a ti siempre te encuentro,
ya sea fuera, ya sea dentro,
entre una línea, desde un lamento,
hasta en palabras de aliento.
Pues tus verdades no son pasajeras,
a tu amor no se lo lleva el viento.
Siempre supe que tú eras,
sólo había que esperar el momento.

Ojalá el tiempo corra muy lento
y no se coma nuestras vidas.
Mas si llega a devorarnos
y no quedan ya salidas,
que nuestros cuerpos ardan junto
a nuestras almas abatidas.

Y si el futuro no es así,
desde ahora lo detesto.
“Pero si cuentas tus deseos,
termina pasando lo opuesto”:
Por eso nunca te he escrito nada;
ni siquiera te he escrito esto.

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